Bienvenido al mundo de bienes raíces, ¡estilo boliviano! En el principio lo dejará perplejo. Pero pronto comienza la curva de aprendizaje navegando entre todo, siempre con el estigma de ser ‘gringos ricos’. ¡Si tan solo supiesen!
La primera lección que aprendimos fue que el precio inicial no necesariamente refleja el precio de mercado, sino una cifra que el vendedor tiene en mente y luego doblada.
La segunda lección fue que el vendedor no es muy flexible con su precio inicial. No es como en Nueva
Zelanda donde todos tienen un precio inicial alto, solo para bajarlo durante las negociaciones.
La tercera lección fue que el agente inmobiliario no presenta su oferta al vendedor negociando entre las dos partes. Usted tendrá que hacerlo, conversando cara a cara con el vendedor, quizá en la oficina del agente inmobiliario quien cobrará gustoso su comisión por tan poco trabajo.
La cuarta lección fue que es muy difícil mirar al vendedor a los ojos y decir: “¿Está bromeando? No voy a pagar ese precio lo cual es poco realista, incluso ridículo.
Luego entran en la escena los abogados...
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