La primera clase sale del avión y arranca a toda marcha, haciendo todos los giros, y saliendo tan rápido y eficiente como llegó. La segunda clase da paseos en las calles, se sienta en las plazas y cafeterías, habla con los vecinos, hace algunos giros pero también
va explorando los lugares menos conocidos, empapándose del ambiente de la ciudad y su gente.
Sin lugar a dudas somos de la segunda clase. No queremos decir sencillamente ‘Ya lo he visto y hecho’. Queremos empaparse del espíritu de los lugares que visitamos, tratando de comprender cómo es la vida allá y qué lo hace único.
La otra cosa notable de los viajeros modernos es que todos vienen con un despliegue de artefactos sofisticados – computadoras, iPods, y teléfonos móviles con GPS – para que se mantengan en contacto con su otra vida.
¿Y usted? ¿Qué clase de viajero es? ¡Esperamos que no pierda la experiencia con la prisa!
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