En la frontera

Llegamos a la aduana en la frontera boliviana con Perú, y pasamos la larga fila de turistas gringos. Nos pusimos en la fila para residentes ya que tenemos nuestros documentos.

Fue divertido observar la reacción de los oficiales bolivianos cuando vieron nuestro carnet de identidad y dieron cuenta de que éramos uno de ellos. Estaban emocionados igual que nosotros, así que nomás sellaron los pasaportes y nos dejaron entrar.


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